sábado, 17 de septiembre de 2011

"Rotes Haus im Park"

"Dedicado a Sofía, cuya belleza e inteligencia me inspiraron para escribir este relato"

La pequeña postal andaba escondida entre varios libros y el nerviosismo por hallarla iba in crescendo. Estaba metida entre las páginas de un antiguo cuaderno de la Universidad. Cuando al fin pude contemplarla dejé por un momento de respirar: me di cuenta entonces de que aquella imagen me había estado esperando desde siempre. Incluso sentí la fuerza y el amor con la que August Macke la había pintado.

Me recosté en el sillón con la postal entre mis ajados dedos y suspiré…



Ya había visto antes “Rotes Haus im Park” y había oído sobre Macke, sin embargo, nunca me había atrevido a desentrañar los rincones de mi alma con aquella imagen de mi infancia. Cerré los ojos y aquellos bellos colores expresionistas seguían allí, el atardecer se difuminaba y las primeras luces de la noche iban cercando el verdor del camino, pero en mi presente estaban iluminados por la luz matinal que se escurría desde mi ventana. Sin duda, la pintura desparramaba ante mí la belleza insólita de un sendero, lo cual siempre es un comienzo o un sumergirse en recuerdos que se mueven sigilosos….

Era el principio de la primavera de 1914, los días se iban haciendo más largos y soberbios. Bajo un luminoso crepúsculo, August Macke volvía a casa respirando el aire fresco que envolvía la Alameda. No quería seguir sentado en aquel Café lleno de humo escuchando cómo los demás discutían sobre la inminente guerra. Con las manos en los bolsillos caminaba divertido sorteando las piedrecitas que iba encontrando. Espontáneo como cualquier chico de veintisiete años.

Por un momento se detuvo en seco. A pesar de que el frío se hacía evidente, y el cielo se oscurecía por instantes, sintió una agradable calidez en su corazón: un espléndido sendero se abría paso ante él. Sus formas irregulares, su tacto a tierra seca y rojiza lo convertían, si cabe, en uno de los parajes más bellos que recordaba. Ancho, acotado por la frondosa arboleda y los matorrales que peinaban sus límites en caprichosas formas, las infinitas pinceladas verdes y cobrizas que escoltaban la vereda parecían al mismo tiempo acariciar su alma. August entornó levemente los ojos: trataba de grabar aquellos colores magníficos en su retina. La casa del fondo hermosa de tejados bermejos se ensalzaba esbelta y orgullosa entre el espesor. Las luces de sus ventanas delataban que ya era la hora de cenar. Adivinó que eran las espléndidas lámparas de sus salones y dormitorios. Había un inmenso silencio, pero se escuchaba lejano el murmullo alegre del tintineo de platos y cubiertos. Deseó estar en ese momento allí dentro. Por extraño que pareciera, August Macke sintió entonces mucha paz y felicidad.


Sendero de belleza infinita
Te abres con tanta dulzura ante mí
Que rozar tu senda bajos mis pies
Grabaría en mí eternas huellas templadas
Me duele dejarte de lado y no cruzar tu umbral
No confundirme con tus purpúreas curvas
Y acabar fundido en las doradas luces de tu noche

Algo cabizbajo dio media vuelta y, sin hacer el menor ruido, se dirigió a la salida del parque por otro camino. Miraba absorto de frente, como no queriendo que ninguna otra visión borrara la escena que acababa de vivir. Yo lo miré por un instante y pasé junto a él con mi bicicleta de niña de doce años. Pedaleé con más fuerza: era tarde, casi la hora de cenar y hacía ya bastante frío. Me dirigía a la casa de mi abuelo, quedaba aún un último trecho. El caminito rojo, así lo llamábamos. Cerré los ojos. Me conocía el sendero de memoria. Extendí los brazos y noté el frescor en mi piel y las ramas de los árboles acariciar las palmas de mis manos, había algunas piedras y hoyos, así que volvía a sujetar el manillar…Era el último trecho hacia mi destino. Tan feliz era que no pensé en nada más.

En aquellos días no supimos más de aquel joven pintor, salvo que mi abuelo se sintió muy orgulloso de ver su casa en aquel cuadro, ¡claro que él nunca entendió lo del Expresionismo y ni siquiera había escuchado que existía Der Blaue Reiter!.
Tras la primavera, el verano revistió el parque de un cálido dorado, la casita brillaba aún más con los rayos del sol. Mi abuelo deseó que August volviera por allí para plasmar aquellos nuevos tonos y enseñarle nuevos ángulos de su casa. Pero no regresó más. Antes de llegar el otoño, August murió en la guerra, dejando huérfano a aquel sendero en el Parque. Los árboles del otoño lloraron su ausencia con lágrimas de hojas secas que caían incesantes. No recuerdo una estación tan triste y ver pasar a la gente tan abatida, quizás era también porque vivíamos en plena guerra. El abuelo también falleció tiempo después, nos expropiaron la casa y yo olvidé mi bicicleta yaciendo oxidada en el trastero.

Al paso de los años, en mi época de estudiante universitaria, pude recuperar aquella imagen y aquel camino a través de la postal que tengo hoy en mis manos. Un sendero en el que se entrelazaron, una tarde de primavera, los sueños inacabados de un joven artista con los de una niña en bicicleta que llegaba tarde. Aún hoy, a mis años, sigo creyendo que el destino se esconde detrás de la intensa brevedad de momentos tan felices como aquel que vivió August Macke al caer la tarde.



domingo, 11 de septiembre de 2011

What the fuck! ¿la rescatamos o la dejamos de puta?



(Ante todo pido disculpas por el título, no es mi estilo y reconozco que es soez.)

Mis amigos conocen bien mi vena germanófila. Por culpa de ello, esta mañana me metí inocentemente en las webs de top ventas musicales de Alemania para comprobar si había salido al mercado alguna buena canción de Lindenberg, Ich&Ich, Nena, Naidoo,  Söhne Mannheims, o alguno de mis grupos favoritos. Y….¡¡¡¡Oh sorpresa!!!!!!, descubro con horror que la canción número 1 de top ventas es una piltrafa abominable, con la voz borracha de una holandesa que, nada más y nada menos, viene a decir que vino a ESPAÑA, que estaba todo el mundo de fiesta, todo el día, toda la noche, que viva el cachondeo, que ¡qué cojones!, que llamó a su amigo Johnny, y que le dijo que la gente estaba muy loca..etc.. (Me niego a traducir literalmente una letra tan escandalosamente simple y repetitiva por cuestión de vergüenza ajena).




Aparte de la desagradable visión que me provocó el simple hecho de imaginarme a cientos de jóvenes moviendo ritualmente el lugar físico donde se supone que se sitúan sus cerebros cual DANZA DE LOS MALDITOS, sentí dolor en el alma cuando tuve que admitir que definitivamente asistimos a una degradación cultural e intelectual siniestra e irreversible. Pero no se trata sólo de eso.


¿Supone esto una metáfora ofensiva para España?. Nos metieron en una Europa global, antepusieron sus Tratados a nuestra Carta Magna, nos encarecieron la vida con el euro, esquilmaron nuestro sector primario y secundario a cambio de autovías cojonudas y trenes ultrasónicos en medio de Expo, Olimpiada y ejércitos de aldeanos subvencionados con el PER que nos dejaron hipnotizados y atolondrados como niños en Disneyworld. Nos trataron como república bananera con el único interés de convertirnos en consumidores de sus productos, supermercados, muebles, coches, etc.. Si hubiera existido un interés real en ayudarnos a crear un verdadero tejido industrial o en igualar nuestra calidad de vida con los de sus ciudadanos  (horarios de trabajo, sueldos, descanso) lo podían haber conseguido con las adecuadas partidas presupuestarias y estrictos mecanismos de control.  Nos convirtieron en sus  putas de bajo coste, sus gogós de playa, su Malecón de Europa, el patio de recreo con vomitorium incluido de sus jóvenes cuajados y en camareros o masajistas de sus jubilados.


Pero los ciudadanos alemanes que escuchan la canción no lo ven así. Consideran que los españoles (como los griegos o portugueses) no somos austeros como ellos, sino unos latinos despilfarradores que no supimos aprovechar aquellos Fondos de Cohesión viviendo por encima de nuestras posibilidades (cuento de la cigarra y la hormiga). ¿Y por qué deben de pagar ellos los platos rotos con sus impuestos?. Y yo pregunto ¿El razonamiento es así de simple? ¿No cuenta la Macroeconomía? ¿No tienen los mejores analistas en sus magníficas Universidades que intuyeran el "supuesto carácter derrochón mediterráneo" mucho antes y así evitar futuros rescates?. ¿Por qué siendo ellos tan centroeuropeos y cumplidores se saltaron también los límites de déficit entre 2000 y 2005 y su ratio de deuda en 2002 llegó a superar el 60%? España entonces llevaba bien las cuentas sin mirar por encima del hombro ni menospreciar el carácter alemán. Tampoco se planteó dividir el euro por zonas como defienden ellos en sus acalorados discursos. La disensión y dimisión del alemán Jürgen Stark frente al Banco Central Europeo es una descarada jugada de policía bueno y malo entre Merkel y él para con sus conciudadanos. Es una pantomima. No había más narices que comprar deuda española o nos rescataban ya, tan sencillo como una macabra maniobra para presionar a nuestro país a tomar medidas económicas aún más drásticas. Pero será inevitable, habrá rescate y como aquí sobran los cojones y nos falta la auténtica valentía de los islandeses, la pagaremos los ciudadanos por generaciones.


En Alemania nos odian y aman, no nos rescatan pero irse nach Spanien de fiesta es TOP VENTAS,  seguiremos siendo sus rameras, viva Europa, viva la fiesta … y mientras tanto recogemos lo que ellos sembraron y nosotros gustosamente nos dejamos..Nos  cierran sus bolsillos pero nos abren extasiados sus braguetas ….WHAT THE FUCK! Johnny, la gente está muy loca…”¡¡¡¡ESPAÑA POR FAVOR!!!