Se llama Laura Pérez, pero su nombre podría haber sido
perfectamente el mío o quizás el tuyo. Laura Pérez somos muchos ciudadanos.
Evidentemente no somos todos, pero sí una mayoría que coincidimos con ella más
o menos en edad, nivel de estudios, vivencias, conciencia y quizás no en sus
creencias, pero sí podemos tener alguna opinión en común.
Somos muchos ya los que no estamos obligados a creernos la
versión oficial de cierto episodio histórico, que nos han vendido por activa
y pasiva, con el fin de justificar un
sistema político heredero directo de la dictadura franquista. Somos muchos los
que al estudiar Derecho descubrimos que la Monarquía fue introducida con
calzador, y blindada con 3 candados en una Constitución que no había más
narices que votar si nuestros padres y abuelos querían iniciar una supuesta
Democracia. Somos muchos los que nos consideramos mayorcitos para que nos
tengan que censurar o endulzar todas las noticias procedentes de la Casa Real
cuando son servidores públicos y por ello deberían situarse bajo la supervisión
y fiscalización ciudadana. Esa diferenciación artificiosa e interesada tiene
luego consecuencias absurdas e injustificables como que a cargo del Erario
Público quizás se tuviera que llegar a adquirir revistas italianas para evitar
que los españolitos vieran en su portada las reales posaderas desnudas de un
rey en un yate o que agentes de los Servicios de Inteligencia de mi país tengan
que, presuntamente, cometer un delito de allanamiento de morada para,
presuntamente, robar los vídeos con las que una famosa actriz pretendía,
presuntamente de nuevo, chantajear al personaje, cuando todo el mundo sabía de quién se
trataba.
Si estuviéramos en una Democracia Real yo tendría derecho a
enterarme del coste de muchas operaciones pagadas con mis impuestos.
Somos muchos los que reclamamos claridad en las cuentas y en la
gestión presupuestaria de la Institución y nos encontramos con información
confusa y escasa. El hecho de que exista una Corte de chupópteros, lameculos,
serviles políticos deseosos de jubilarse con título nobiliario,
enchufados, acomplejados, torpes legisladores, ciudadanos pasotas y en general personas
que sufren una especie de Síndrome de Estocolmo que los hace sentirse dichosos
sintiéndose leales súbditos no ayuda a que exista transparencia en estos
asuntos. Nadie debería ser más que nadie pero parece que el masoquismo abunda.
También parece que es difícil de entender que estas personas son
ciudadanos como tú y como yo con sus miserias. Quizás cueste entender que los
que hemos tenido acceso indirecto a algunos de ellos por circunstancias de la
vida, a lo mejor sabemos si son o no clasistas y qué es lo que piensan
realmente de esa masa ciudadana que tanto les aplauden, les llaman guapos y se
desgañitan defendiéndoles. Igualmente, los que hemos viajado y conocemos
más idiomas que el inglés hemos podido leer la prensa libre de otros países y
enterarnos de noticias que aquí en España serían censuradas ( ¡en plena
Democracia!) y por ende, manejar información que nos hace hablar con un mínimo
de conocimiento de causa.
La última moda es defender a la Monarquía por aquello de que al
menos no son tan nefastos como se ha demostrado que son los políticos elegidos
por el pueblo. ¿Lo sabemos de verdad? La respuesta es NO. A los políticos se
les puede investigar y juzgar ( menos mal) pero está claro que sobre la Casa
Real no hay transparencia mediática, siendo así, nadie posee los suficientes
elementos de juicio para opinar sin conocimiento de causa.
Así que señor
Felipe de Borbón, usted no debe menospreciar la opinión de una ciudadana que al
dirigirse a Usted fue educada en sus planteamientos y usted no debería haberle
contestado molesto que lo hizo para "ganar su minuto de gloria".
Laura Pérez somos muchos, y tenemos derecho a expresar una inquietud que, por
otra parte, es democrática ( sus mentores le enseñaron Derecho Constitucional,
así que sabe que es una aspiración absolutamente legal), en mi opinión de
"plebeya" usted debería haber respondido con mayor rigor y respeto.
La Institución que representa está mantenida con los impuestos de ella y con
los míos. El Servicio al Pueblo está dentro de su Oficio, aprenda a ejercerlo
con seriedad y muchísima más humildad. Respete las opiniones de sus
"súbditos" con elegancia y buena disposición. Un único gesto a favor
de su redención fue cuando finalmente le estrechó la mano a Laura, por lo
menos, ha aprendido las buenas formas del que han hecho uso sus antecesores,
pero sin duda se trata sólo de eso, maneras estudiadas que satisfacían a un
pueblo llano que ahora por fin está despertando.
Tatun
Tatun
4 comentarios:
Otro detalle a tener en cuenta: Ella le trata todo el rato de USTED, él la TUTEA.
Tenemos un parlamento, una constitución y unas instituciones de la era de la ilustración, incrustadas en un modo de gobierno, la monarquía, de la edad media.
Se pueden confeccionar elaborados sofismas para perdernos en lo accesorio, o recurrir de nuevo a la actuación del rey durante el 23F 8algo que no se salía de su obligación), pero lo primordial es que la monarquía, un régimen en el que un ciudadano es diferente al resto por meros motivos de nacimiento, es un sistema obsoleto, aberrante e injusto, y, a partir de ahí, hablamos.
Saludos.
¡¡Absolutamente de acuerdo!! Gracias por tu comentario.
No, no, "súbditos" no. Somos súbditos sin las comillas. El día en que seamos ciudadanos/as es que la rancia Monarquía hispánica sólo será visible en los museos arqueológicos, y poco más. Yo, por mi parte, pretendo emigrar lo antes posible.
El más patético del video: el señor Presidente de la Comunidad Foral.
Conocía este material audiovisual desde hacía meses, Tatun. Pero una República a secas no es, ni de lejos, la encarnación del poder del pueblo. Eso no nos lo enseñaron en los manuales escolares y universitarios. Por eso soy y seré todo lo autodidacto que pueda.
¡Ah! Y cuidado con Punset, que va de progre y aún despide un insoportable hedor a ex economista del FMI. Detrás de las protestas de los que han dado en llamarse "indignados" hay mucha sucia ingeniería social de corte neoliberal. Más que temibles son los lobos disfrazados de corderitos. Tú ya sabes, sister.
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